Entrevista e imágenes por Antonio Martínez

Revista Nómada brindó un espacio al señor Ignacio Parra, quien es maestro en diferentes escuelas, a nivel universitario y a nivel de bachillerato, es docente en la Universidad de Xalapa, también tiene sus estudios y los comparte en las áreas de artes, física y audio y producción. En esta ocasión, el fue un espectador de la final del mundial de 1986, mismo partido que fue controversial por la tan recordada "la mano de Dios".

En la entrevista, Ignacio nos reveló  sus memorias y experiencias sobre lo que fue vivir este momento histórico en el legado de los deportes, nos contó lo que ocurría dentro y fuera del estadio, incluso, antes de que se planteara que el mundial se llevaría a cabo en México, nos narró el impacto que tuvo en la cultura y en la sociedad y un par de datos más que él asegura, no fueron difundidos por los medios.

En 1985, Ignacio recuerda con claridad el momento en que México fue elegido como sede del Mundial del 86. Originalmente, el evento se iba a celebrar en Colombia, pero problemas financieros y logísticos llevaron a la FIFA a seleccionar a México. “Mi padre, que era cronista deportivo y muy involucrado en el ámbito, nos dio la noticia, fue un momento de gran emoción”, comenta Ignacio. Este anuncio llenó de entusiasmo a Nacho y su familia, avivando la llama de la pasión por el fútbol que ya ardía en su hogar.

A pesar del devastador terremoto de 1985, México logró organizar el evento, lo que aún sorprende y enorgullece a Ignacio. “La capacidad de recuperación del país fue asombrosa. La gente se unió como nunca antes había visto para asegurarse de que el Mundial fuera un éxito. Fue un verdadero testimonio de la fortaleza y el espíritu de los mexicanos”, recuerda con orgullo y añadiendo por último, "fue en cosa de 6 meses que ya estaba bien levantada la ciudad".

Ignacio describe la atmósfera del Mundial como algo incomparable. El ambiente festivo no solo se vivía en los estadios, donde aficionados de diferentes nacionalidades se unían en una celebración global, sino también en las calles de la Ciudad de México. “Era como si toda la ciudad estuviera de fiesta. Podías ver a personas de todas partes del mundo en lugares icónicos como la Zona Rosa, el Zócalo y el Ángel de la Independencia”, comenta. Estos lugares se convirtieron en centros de reunión donde se celebraba cada triunfo, no solo de la selección mexicana, sino de los equipos participantes.  "En la inauguración, cosas peculiares que hubo fue el himno nacional, el abucheo que le hicieron al presidente, que no se vio en televisión, eso no se aparece, el himno nacional fue padricisísimo, había una sensación muy placentera ver cómo la gente, los mexicanos, pues lo cantan con gusto", expresó nostálgicamente.

"Hubo un gran concurso a finales del 85 fue el de la mascota, hicieron una mega campaña para escoger a lo que iba a ser “Pique” el personaje, recuerdo que invitaron a las secundarias. Yo estaba saliendo de la secundaria, invitaron a secundarias y bachilleratos, sobre todo al sector infantil para que le entraran al concurso. Obviamente ganó un diseñador ya de prestigio, porque no iban a poner ahí un dibujo escolar, pero hicieron campañas súper esforzadas realmente para que la gente se metiera al fútbol", al momento de narrar, tenía una expresión de sorpresa y felicidad al volver a recordar el origen de la mascota que usaron para el mundial en México. 

“Recuerdo cómo las banderas de diferentes países ondeaban en todos lados, y cómo la música y los cánticos llenaban el aire. Fue una experiencia mágica y única”, añadió. La Ciudad de México se transformó en una fiesta cultural, donde la diversidad y la unidad se celebraban simultáneamente.

Uno de los momentos más memorables para Ignacio, fue la semifinal entre Argentina e Inglaterra. El famoso gol de la "Mano de Dios" de Maradona quedó grabado en su memoria, no solo por su importancia deportiva, sino por la controversia y emoción que generó entre los espectadores. “La tensión en el estadio era palpable. Cuando Maradona anotó con la mano, hubo una mezcla de incredulidad y emoción. Luego, cuando hizo el gol del siglo, todos sabíamos que estábamos presenciando historia pura, pero, sea en donde sea que tu estuvieras sentado en ese momento, era muy visible y claro que metió mano y todos lo vimos, pero no hubo penalización alguna o un silbato que lo marcara", relató sobre el momento más recordado y controversial del partido.

Cada partido era una montaña rusa de emociones, desde los gritos de alegría hasta los suspiros de desesperación. “El fútbol tiene una forma de unir a la gente, y durante ese Mundial, sentí una conexión especial con miles de personas que nunca había conocido”, reflexionando. Maradona, el "niño de oro", dejó una huella imborrable en el Mundial del 86. Ignacio recuerda cómo el jugador argentino se convirtió en el centro de atención, atrayendo a multitudes y dominando las conversaciones en cada reunión post-partido. “Maradona tenía una presencia magnética. No solo era su habilidad en el campo, sino su carisma y la manera en que podía cambiar el rumbo de un juego en un instante”, comenta Ignacio. Aunque no fue el máximo goleador, su carisma y talento lo hicieron la estrella indiscutible del torneo. “Maradona era un fenómeno. Todos querían una foto con él, un autógrafo, o simplemente estar cerca de él, recuerda.

El terremoto de 1985 presentó enormes desafíos para la Ciudad de México, pero destacó la fortaleza y solidaridad de sus habitantes. “La ciudad estaba devastada en muchas áreas, pero la forma en que todos se unieron para reconstruir fue inspiradora. Fue un verdadero esfuerzo de comunidad”, comenta. A pesar de haberse mudado a Xalapa poco después del sismo, Ignacio regresó a la capital para el evento deportivo, impresionado por la rapidez y eficacia con la que la ciudad se había recuperado.

“La capacidad de los mexicanos para superar adversidades y presentarse con la mejor cara posible ante el mundo fue impresionante. Fue un momento de orgullo nacional”, agregó. A pesar de algunos incidentes típicos de la pasión futbolera, Nacho considera que la seguridad durante el Mundial fue bien manejada. La organización de transporte y la disposición de la policía ayudaron a mantener el orden, permitiendo que turistas y locales disfrutaran del evento de manera segura. “Había un esfuerzo visible por mantener las cosas bajo control. La policía estaba en todas partes y eran muy eficientes en su trabajo”, comenta.

Las áreas turísticas se convirtieron en centros de convivencia, donde la diversidad cultural y la alegría del fútbol se celebraban diariamente. “Era increíble ver cómo la gente de diferentes culturas se mezclaba y compartía sus pasiones. Había un verdadero espíritu de camaradería y unidad”, recuerda.

Ignacio, quien fue el espectador, cree firmemente que el Mundial del 86 cambió la percepción internacional de México. A pesar de las dificultades, el país demostró su capacidad de organización y su espíritu resiliente. “El éxito del evento reforzó la imagen de México como un país capaz de enfrentar grandes desafíos y de llevar a cabo eventos de gran magnitud con eficiencia y pasión”, comentó Ignacio con entusiasmo. Contando una situación en paralelo al mundial, mencionó lo siguiente, "había muchísima onda para que veas cómo era la automatización que se iba a implementar allá en el 86,  pues en ese año, hablar de automatización era como hablar de una película de ciencia ficción, me acuerdo que nos dieron pláticas de eso".

Ignacio nos hace énfasis en algo que le habría gustado que le dieran importancia durante el inicio, desarrollo y conclusión del mundial, "creo que faltó darle difusión a lo que pasaba fuera de los estadios, la sociedad divirtiéndose, a la sociedad colaborando; Ahora lo hacen, pero en aquel entonces como que no le quisieron meter “mucho juego”. Y yo siento que eso valió mucho la pena, tanto para el México de ese momento, como para las diferentes culturas que se estaban juntando, yo siento que eso nos faltó".

Para cerrar la entrevista, expresó lo siguiente siendo firme y concreto, "creo que no hubiéramos querido que hubiera llegado inicialmente Argentina con lo que sucedía, fue una controversia espectacular, si fue mano o no fue mano de Maradona, se acomodó el gol y ganaron, hubiéramos deseado mejor que llegara Inglaterra y que la final hubiera sido entre europeos, pero bueno llega Argentina con una disposición obviamente muy fuerte, muy activos y muy levantados. Realmente en el 86, quizás lo que yo hubiera querido es que no hubiera llegado a Argentina pero bueno, se dieron las cosas y afortunadamente todo salió bien.

“La gente se dio cuenta de que México no era solo un país con problemas, sino un lugar lleno de gente trabajadora y apasionada capaz de hacer cosas increíbles”, añade. A través de sus recuerdos, nos muestra no solo la importancia del Mundial del 86 en la historia del fútbol, sino también el impacto duradero que tuvo en México y en su propia vida.