Escrito por: Karen Romero
Xalapa es una ciudad vibrante y llena de arte, la cual respira
cultura en cada esquina. Desde sus pintorescas calles hasta sus acogedores
cafés, esta ciudad ha sido cuna de innumerables artistas. Sin embargo, a pesar
de su innegable valor y esfuerzo, la danza no recibe el reconocimiento y apoyo
que merece. Aunque Xalapa es hogar de varias escuelas de danza, muchas han
tenido que cerrar sus puertas por la falta de recursos y apoyo, por ello se
debe reconocer la importancia tanto cultural como profesional de esta,
destacando su valor.
La danza, a menudo vista solo como una actividad recreativa o un pasatiempo, es mucho más que eso. Es un deporte que exige tanto esfuerzo, disciplina y dedicación como cualquier otro deporte profesional. Los bailarines entrenan arduamente, perfeccionando sus movimientos y cuidando de su salud física y mental para alcanzar niveles de excelencia. La imagen del bailarín como un artista frágil y etéreo no podría estar más lejos de la realidad. Los bailarines somos verdaderos atletas, con una capacidad física y mental que desafía los límites.
Es común escuchar que "no se puede vivir del arte", una frase que desanima a muchos de nosotros los jóvenes que soñamos con vivir de ello. Pero, como en cualquier profesión, el éxito en el arte, y en particular en la danza, depende de la determinación y del esfuerzo invertido. Hay numerosos ejemplos de bailarines profesionales que han logrado vivir de su pasión, alcanzando reconocimiento nacional e internacional. El verdadero problema no reside en la falta de viabilidad del arte como profesión, sino en la falta de apoyo y valorización del mismo por parte de la sociedad y las instituciones.
La profesionalización de la danza en Xalapa requiere una combinación de disciplina individual y apoyo de la comunidad dancística. Las escuelas de danza desempeñan un papel crucial en la formación de nuevos talentos, pero necesitan respaldo económico y logístico para funcionar adecuadamente. Las políticas públicas deben contemplar programas de financiamiento y subvenciones que permitan a estas instituciones ofrecer una educación de calidad. Además, es esencial promover una cultura de respeto y admiración hacia los bailarines, reconociendo su trabajo como una contribución valiosa a la riqueza cultural de la ciudad.
La danza, al igual que otras formas de arte, es un reflejo de nuestra humanidad. A través de sus movimientos, los bailarines expresan emociones, cuentan historias y conectan con el público de una manera única y poderosa. Esta capacidad de comunicación y conexión es invaluable en una sociedad que a menudo se encuentra dividida. Fomentar la danza no solo enriquece el panorama cultural, sino que también fortalece los lazos comunitarios y ofrece una vía de expresión a aquellos que, de otro modo, podrían no encontrar su voz.
En Xalapa, la danza es más que un pasatiempo; es una forma de vida para muchos. Sin embargo, la falta de apoyo ha llevado a que numerosos talentos se pierdan o busquen oportunidades en otros lugares. Es imperativo que tanto las autoridades como la comunidad reconozcan y valoren la importancia de la danza. Crear un entorno donde los bailarines puedan prosperar no solo beneficiará a los artistas, sino a toda la ciudad, consolidándola como un verdadero epicentro cultural.
Por ello, puedo decir que la danza en Xalapa merece ser reconocida y apoyada como la
profesión valiosa que es. La ciudad tiene el potencial de convertirse en un
referente nacional e internacional en el ámbito dancístico, siempre y cuando se
le brinden los recursos y el respeto necesarios. La próxima vez que veamos a un
bailarín en el escenario, recordemos que su arte no es solo entretenimiento; es
el resultado de años de esfuerzo y dedicación. Valorémoslo y apoyémoslo como se
merece.